Por desgracia en el ciclismo profesional hay una competitividad desproporcionada, no importa ser el mejor, sólo importa ganar a cualquier precio.
En un deporte tan durísimo y con tanto sacrificio, tiene que ser realmente desmoralizante pasar del olimpo al fracaso absoluto por sólo unos segundos.
Y claro, pues se mete uno un poco de tunning y como casi todo el mundo se mete esto se convierte en una competición entre los médicos de los equipos y los de la UCI, jugando al ratón y el gato.
Para empezar yo creo que hay que hacer recorridos más humanos y controlar no solo a los ciclistas para que no se dopen, sino a los equipos, médicos y laboratorios. Tendría que haber sanciones ejemplares para todos ellos, porque al final el ciclista, aunque gane, siempre sale perjudicado.