Resto de la crónica iniciada en la respuesta 20En ruta de nuevo, me acerco a los dominios de la familia Jekill: Jose pica que pica y ya van tres perforaciones en la tarjeta, Susana descansa del trabajo a la sombra de una encina y Papapepe permanece atento en los primeros metros de La Anaconda por si alguien precisa de su ayuda. ¡Jo, estos se han traído hasta una ambulancia!. Yo particularmente hubiera preferido un ascensor, pero… andando monte abajo.
Desde el valle la vista es espectacular, se acierta a divisar a lo lejos el camino que acabamos de dejar, convertido en una procesión de ciclistas que a modo de rosario de cuentas multicolor, sube caprichosamente hasta la cresta donde se ubica la ermita del santo cordobés.
Y ya en el valle, tras saludar a Paco Natera, al que pillo comiendo bollería industrial,
toca bordear la suave bajada que acompaña al cauce aún seco en esta época del arroyo Pedroche y disfrutando de unas umbrías gloriosas que nos dan cobijo en el soleado día que nos ha tocado en suerte, paso por el cortijo de La Trinidad y al poco aparezco en el Puente de Hierro, que paso por abajo después de fotografiar al ejercito y al cuerpo médico
en dirección al lomero Victor que se esconde del lorenzo bajo un genuino chaparro cordobés y es ahí donde, aunque parezca incongruente, empieza a terminar la historia, en la última e interminable subida.
Pedaleo hasta el 4º avituallamiento donde se refrescan también Cuevas, hoy bici escoba, Gamboa y un tercer lomero que no alcanzo a identificar.
Llego a las 6 horas y 10 minutos de carrera y sigo camino después de 5 minutos sin hacer demasiados aspavientos, para que Rafa Cuevas no decida que soy el último y que debe acompañarme. Durante el descanso veo como a un compañero de fatigas, las asistencias de Cabello, le cambian por fin la cubierta trasera que traía rajada desde antes del avituallamiento 3. Algo mosqueado iba el colega.
Los tiempos se empiezan a dilatar y si bien llegar al cruce del santuario, donde Francis se aburre inexorablemente por falta de actividad, me resulta poco complicado,
alcanzar los escalones se convierte en una autentica gesta, allí me espera pacientemente mi familia al completo con novia y todo.
Me acompañan hasta el último avituallamiento al que llego a las 7 horas 15 minutos de carrera y cinco minutos después inicio mi último tramo que me llevará hasta Villa Enriqueta, donde me doy una ducha de multitudes a cuenta de Javi el Vasco, Iker, Antonio, Marce y Juan Carlos
que me ven llegar con coche de apoyo y cámara en mano en un inolvidable momentito kodak (frase esta inmortalizada por Juan Luis, sabio de Tarifa), para picarme por 4ª y última vez la
Tarjeta de Control .
Me obligan a subir, los muy canallas, a la casilla y zumbando (es un decir) por la vía del tren hasta la virgencita, donde está Manolo con su súper BMW, aconsejándome que meta riñones, que solo queda Arrastraculos.
Sin dudar un momento acometo la tarea de empujar la dichosa bicicleta por la mítica cuesta y en menos de 7 minutos me encuentro pedaleando jubilosamente cuesta abajo dejando pasmado a Raúl en su segundo cometido del día
y disfrutando de una bajada hacia la BRIMZ “Guzmán el Bueno” X donde terminaría por fin mi periplo.
Tan entusiasmado iba, que la cara interna de mi muslo derecho decidió a menos de un km de meta, mostrarme que tenía vida propia y que era capaz de contraerse por si misma, pero ya nada me podía detener y mientras pedaleaba con la pierna izquierda gracias a los pedales automáticos, estiraba la derecha para poder abordar la garita de entrada y la ansiada llegada. Conseguí dominar el músculo díscolo sin demasiados problema y crucé la línea de meta con 7 horas 58 minutos 52 segundos y situándome en el nada despreciable 582 puesto de la clasificación general y siendo recibido por el comité de bienvenida formado por Paco Rojas, fotógrafo y Juanma Palero en representación del club.
Y eso es todo lo que dio de si un magnífico día con mogollón de amigos lomeros con los que lo compartí. Gracias de corazón y no se os olviden los karma points si os ha gustado el relato, que tengo que salir del pozo.
¿Os ha gustado que haya recorrido único?Desde mi punto de vista, la posibilidad para un corredor de tomar una opción B, puede ser una salida honrosa que evite el abandono, pero también puede ser un obstáculo que impida superar ese punto de desesperación que te lleva a conseguir realizar una hazaña como la de terminar el Sierra Morena.
Sí, me ha gustado que hubiera recorrido único.
¿Y el público?No vi demasiado o cuando yo llegaba ya era demasiado tarde. El que había, animó con entusiasmo y los colegas que fueron a verme…..sensacionales.
¿Y la organización?En este punto prefiero que mis fotos hayan sido suficientemente explicitas. La mayoría de ellas están tomadas desde la bici y pido disculpas a aquellos que salieron movidos o los que se me escaparon por algún motivo. He pretendido con esta largiiiisiiima crónica (también lo fué el recorrido), rendir un homenaje a todos los que contribuyeron a que llegaramos a meta y en especial a los muchiiiisiiiimos hitos agachalomeros que jalonaron el recorrido y que dedicaron el día a ver como los demás disfrutábamos de la carrera.
UN FUERTE ABRAZO A TODOS
Pepe Spin