Al día siguiente de la
Maratón de Cazorla no tenía ni ganas de bici ni de crónica. No le encontré el desarrollo a la rígida y acabé en estado petativo. Algo tenía que cambiar: no podía abusar de desarrollo. Así me planteé la maratón más noble de España.
Llegué a Priego el sábado y me fui a por los dorsales acompañado con la prole. Como siempre, el Conde Duque de Albayate y su familia se portaron estupendamente (¡mis nenes no tanto!). Rafa me cuenta un poco cómo va la cosa y me mete miedito; yo pienso que no será para tanto. Dorsales recogidos.
A preparar la bici. Decido salir sin mochila, con dos botes,
uno me lo vendió Paul Stephan. Sé que le encanta así que también sirve de homenaje. A dormir.
El domingo me levanto temprano. Desayuno, me visto y empiezo a notar ligereza en la espalda: ¡qué bien se va sin mochila! Me reúno con la expedición lomera en la entrega de dorsales donde se arma un buen lío. Foto de equipo y salida con algo de retraso.
Salgo tranquilo que la prueba es muy larga. Los primeros kilómetros los hago con Perico, Calero y Animal. Un poco más adelante se ven los cascos verdes de Pedro y Pepe, acompañados por Antonio. Cabrera, Francis, Iker y Matias salieron en cabeza y ya no los vería hasta meta. Lucas y Gui algo más atrás. Después de vadear un río empezamos a subir y me voy con Animal. Al poco, en una subida suave, nos unimos a Pedro, Pepe y Antonio. Pedro nos informa del recorrido lo que me viene estupendamente.
Empiezan los olivos y empezamos a subir a la sierra del Conde Duque. Nos esperan 700m de desnivel. Animal tira y me voy con él. Son 12km de subida entre olivos con un descansillo de 1,5km y un avituallamiento. Todo lo hago a ritmo y con mucha cadencia. Pasamos por “the door to hell”. Animal se baja de la bici, pienso que para bajar la tija, pero no. La edad y la próstata no perdonan. Se tira como el sólo sabe y ya no lo vería hasta 40km después. La bajada no me resulta imposible, la hago toda montado y disfrutando.
Al terminar nos espera un sendero con caída a la derecha con la marca del Señor Conde. Al empezarlo veo como a mis espaldas uno sale barranco abajo dos o tres metros. Después, una buena torrontera donde pongo la barriga en el sillín. Para terminar, a subir todo lo bajado llegando al mismo sitio.
Toca seguir bajando por una pista, y después subir hasta las Lagunillas donde empieza el Puerto del Cerezo. Me encuentro a Conrado y a Belén que me avituallan correspondientemente. La subida al Cerezo probablemente sea la más bonita que haya hecho nunca. Empezamos por una pista aceptable que se rompe al poco. La pista está llena de curvas que permiten llegar hasta los 1303m. En cada curva hay que apretar. El esfuerzo tiene recompensa en las curvas a derechas, cuando te quedas frente al pico de la Tiñosa. Subo muy alto, y creo que he terminado cuando vuelvo a ver la mano del Conde. Sendero con barranco a la izquierda y a hacer cima.
A bajar. Primero por un sendero con mucha pendiente y piedras y, después, por una pista con curvas muy cerradas. Llego con los brazos destrozados al último avituallamiento. Ahora toca otro de los pequeños cambios que ha introducido Rafa en la ruta. Una subida de 3km donde paso a algunos con muy mala cara. Después bajada hasta Carcabuey.
Cuando llegamos a Carcabuey, Rafa nos lleva al fondo del pueblo para después volvernos a subir. Este tío empieza a no parecerme tan buena gente. En Carcabuey adelanto a un par, y con uno de ellos tengo una conversación muy desagradable: “Animal está un poco más adelante, nos sacará 30s”. Me encuentro fino así que le digo que voy a por él. Por primera vez en la carrera me atranco. Aún más cuando empiezo a ver un punto azul a lo lejos. Cuando lo tengo a 50m grito: “Animal, Animal”. Me espera y nos ponemos al día. Él me cuenta que ha roto la última corona, el 36; yo le digo que llevo apretando 10km para cogerlo. Se ríe y me dice que mire para adelante. El último regalo de Rafa: un muro en el PK 70. Animal lo sube como puede, haciendo eses y echando de menos el 36. Yo lo subo con el 36 pero con menos fuerza. Ninguno nos bajamos porque hay mucho público. En 700m Animal me saca lo suficiente para no volverlo a ver hasta la meta.
Llego a meta con ganas de más y esa sensación me encanta. No sé el tiempo que hice (5h 25min) pero no creo que hubiera hecho menos saliendo con el cuchillo entre los dientes. Me ha gustado la prueba y pienso volver. Esto es MTB noble, noble. Gracias Rafa por hacerme sufrir tanto.
Además, Antonio Cabrera segundo puesto en Master50 y Agachaellomo premio al bulto (el trofeo lo tiene Perico que ayer demostró que es un campeón). ¡Esto no puede acabarse!