Continuación:
2ª parte: ¡DE MAL EN PEOR!
En los pocos kilómetros de rampas y sube-baja tras Setenil y con el sol pisándome la cabeza, fui pasando rápidamente del "¡que bien voy, como estoy disfrutando!" al "joder, me arden los pies, me duele el culo y no puedo ni pedalear".
Pierdo definitivamente a Sudi y a Juan y me alcanza Marce algo recuperado, aunque enseguida lo vuelvo a dejar tumbado bajo una sombra.
Llego "arrastrándome" a pié al avituallamiento del purgatorio" y decido descansar un rato mientras relleno de agua el "camel", como y bebo algo y lubrico la cadena. Me saluda Edu que pasa sin detenerse en el avituallamiento. Aunque no lo vi, iba acompañado de Jose Santiago, ya que Álvaro se había quedado atrás "tocando la guitarra".
Finalmente recompongo lo que me queda de fuerzas y otra vez a arrastrarme bajo el sol purgatorio adelante, y en esas estaba como a mitad del tramo, rumiando en silencio mis desgracias con la cabeza gacha y no se si hasta en plato pequeño, cuando oigo un rugido aerodinámico como el que haría un camión acercándose rápidamente pero sin el ruido del motor. Giro la cabeza a la izquierda sobresaltado...y solo recuerdo ver pasar (borrosa por la velocidad) la sinuosa "X" del cuadro de una Ráven...
Mi pesadilla en todas las carreras se estaba haciendo realidad, Maese Palero me arrollaba sin contemplaciones, al parecer su estrategia GP le daba resultado, y estaba demasiado entero como para presentarle batalla (hay que decir que ha confesado haber esprintado para darme un "palo moral" en cuanto vio en la lejanía mi apolínea y atlética figura).
Pues eso, tras saludarnos y el breve intercambio de insultos cariñosos de rigor, intenté seguirlo (más con la cabeza que con el cuerpo), pero enseguida vi que yo no estaba en condiciones. Lo perdí de vista en la pista rojiza con regueros antes de la bajada hacía el cuartel (yo me arrastraba en plato chico), intenté "darle caza" apretando en la rápida bajada, pero solo acerté a verlo desaparecer por el tramo hormigonado que cruzaba la vía mientras yo vadeaba el arroyo a escasos 50 metros por detrás. Volví a perderlo en los pradillos previos al Cuartel de Montejaque, y al llegar al cuartel, donde ¡NECESITABA PARAR! no vi "Raven" alguna aparcada, con lo que decidí rendirme en nuestro particular duelo y tomarme las cosas con más calma (él no lo sabía y estuvo mirando atrás sobresaltado hasta la meta, jejeje).
Desde aquí poca historia, cambié a "modo supervivencia", coincidí en el cuartel con Marce (otra vez) y Jose "El Abogao", y paramos un buen rato (agua fresca en la cara, algo de comida y bebida y un ratito de sombra). Salí con Jóse, pero no pude aguantarle el tirón ni en la cuesta saliendo del cuartel, me crucé con Matas cuando yo bajaba hacía el bucle final y él volvía con cara de agonía y me di un recital fino de empujar hasta coronar los llanos de la Ermita con un calor que "tetorras" y rodeado de duatletas que estaban en su tramo a pié.
Mención agradecida a los legionarios de las mangueras al bajar de La Ermita, estaban allí para rellenar nuestros "camel", pero sus manguerazos nos daban la vida, ¡Hasta pasé frio bajando hacía Benaoján!.
Tras la rapidísima bajada a la Estación de Benaoján y el paso del puente, la novedad del sendero de la Cueva del Gato en sentido contrario al de otros años se agradecía por el cambio de ritmo que suponía. Era casi la única trialera de este año y tuve suerte de quitarme algún "lento" de delante en el tramo de la gravilla (fuí de los pocos en atravesarlo montado).
El último lomero que vi fué Álvaro Mesa, que al volver la pista al otro lado del rio (atravesando la via) estaba parado agobiado por los calambres. Me crucé con los dos patinetes antes de salir al asfalto (siempre sufro viendo a las docenas de ciclistas y duatletas que aún tienen que completar el bucle cuando yo ya lo he terminado, supongo que a los de delante les pasará lo mismo conmigo).
Tras arrastrarme de nuevo empujando la bici por el nuevo cuestorrón empinado, polvoriento y lleno de regueros que "ataja" el tramo de carretera (la gente de las casas se compadecía y daban agua y naranjas a la gente deshidratada) llegué al último avituallamiento hecho polvo y con el trasero y los pies ardiéndome. Telefonazo para avisar a las fans enfervorecidas (Ara, Eva y Roma) de que llego, y rápida y suelta bajada hasta el fondo del Tajo de Ronda, y como estaría de "tocado" que tuve que tragarme un sobre de Infisport para subir andando la famosa "Cuesta del Cachondeo" mientras adelantaba a gente castigada por los calambres.
Solo conseguí montarme a partir de la hípica, donde las casas dan sombra, y nunca se si por el Infisport o por la emoción de la cercanía de la meta y del fin del sufrimiento, de repente salen las últimas gotas de energía y esprintas hasta la meta de la Alameda del Tajo y tu plato de pasta con filete legionario regados con Coca-Cola, después del "jartón" de plátano, naranjas e isotónicos.
Total: 7 horas 35 minutos, mi 6ª edición acabada de seis, más de 800 kms. acumulados por la comarca de Ronda, una edición durísima por el calor que hizo "petar" a más gente que otras veces, y satisfecho con mi tiempo, a pesar de los 19' que el Ingenioso Hidalgo me ha metido finalmente en esta edición (se lo ha currado el muchacho, estas "nuevas generaciones" vienen apretando mucho y nos están desplazando a los abuelos) y como siempre un montón de nuevas vivencias, emociones, anécdotas y recuerdos que harán que el año que viene esté de nuevo allí a mediados de mayo, a por mi 7ª (la 12ª edición) y en busca de mi re-revancha con Maese Palero.
P.D.: ¡Gracias un año más a nuestra Legión!,
como siempre han estado a la altura, a pesar de haber tenido que organizar buena parte desde el Líbano en plena misión de paz ¡SON UNOS MONSTRUOS!
Canario
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